Gracias por el A2A.
Afganistán fue el mejor con diferencia.
El puro amor que me dieron personas al azar fue abrumador.
Los taxistas y los conductores de autobuses a menudo me preguntaban ansiosamente si era indio y, si lo confirmaba, procedía a estrecharme la mano, preguntarme por mi familia y qué no. Mis amigos y colegas afganos se quejaron sin fin de los taxistas de Kabul … las negativas, la brusquedad y lo peor las bromas sobre el cambio no devuelto.
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Pero simplemente les sonreiría amablemente sabiendo que si fuera a tomar un taxi en ese momento y si hubiera un problema de cambio, lo más probable es que el taxista simplemente se ría de la balanza y me diga “¡Eres un invitado … memaan memaan! ¡No preocupación!”
La cantidad de veces que me han dicho los dueños de tiendas al lado de la calle que la segunda o tercera ronda de té está en la casa, está más allá de mi capacidad para llevar la cuenta. O, para el caso, la cantidad de veces que me han dado casi un tercio o medio extra de lo que pedí por los vendedores de frutas diciendo “Pruébalo, inténtalo … es muy bueno … ha llegado hoy” y luego se niega vehementemente a tomar dinero para las frutas extra.
Pakistán fue otro excelente lugar.
Los indios y los pakistaníes se parecen tanto que no puedo distinguir uno de otro. Pero no sé cómo, el personal de los restaurantes, tanto de la calle como de la clase alta, me reconoció infaliblemente como un indio. E instantáneamente serían tan amables y cariñosos e intentarían animarme a probar sus mejores platos.
De hecho, los restaurantes de la calle me dieron casi un plato de comida extra (generalmente un plato que no pedí) y me incitaron diciendo “por favor, intente … es nuestra especialidad”. Y ooh mamá … ni siquiera me hagas hablar de la comida. Tomó esfuerzos hercúleos ser cortés y no sumergirse en toda esa comida y lamer los platos para limpiarlos.
En cuanto a las personas que conocí socialmente o con las que trabajé, fueron tan acogedoras, amables y ecuánimes que, de pie allí en Pakistán, parecía absurdo que alguien llamara a India y Pakistán como archirrivales. Y no es como si tuviéramos que evitar problemas difíciles como la política. Discutimos la guerra y todo eso todo el tiempo.
Creo que la gente común de India y Pakistán siempre está tratando de compensar la mierda de nuestros políticos y sus secuaces están volcando sobre nuestras cabezas en nombre de la guerra y el nacionalismo.
Los rusos también fueron muy amables. Pero sobre todo las generaciones mayores y en Moscú. Independientemente de hacia dónde se dirige la geopolítica hoy, todos parecían saber a ciencia cierta que India es un amigo.
Irán también fue muy bueno. Con sus familias numerosas y lazos familiares complejos, la dicotomía de ser iguales y desiguales al mismo tiempo, se parecen tanto a nosotros los indios que nos entendimos perfectamente. Solo unos pocos asentimientos, gruñidos y encogimientos de hombros y ni siquiera tuvimos que hablar para comunicarnos.