La respuesta técnica a esta pregunta sería Honolulu, Hawai, ya que tuve que subir a un avión y cruzar el mar para llegar a él. Pero eso sigue siendo parte de los Estados Unidos.
La primera ciudad real no estadounidense y no canadiense en la que pasé una cantidad de tiempo real fue Takematsu, Japón. En realidad, era un pequeño pueblo a las afueras, pero no recuerdo el nombre de la ciudad. Era minúsculo
La razón por la que terminé en un lugar tan oscuro fue que iba a ir a Japón con mi ex maestra de japonés (me acababa de graduar de la escuela secundaria) y ella había realizado el programa JET en esa aldea. Cuando habló con algunos de sus amigos allí, nos invitaron a quedarnos.
Esto fue increíble, porque vivían en una casa modernizada con techo de paja que tenía 300 años. Y tenía una abuela que, lo juro, cada vez que una de nosotras pasaba por su habitación, nos daba regalos. Llegué al punto en que me sentí mal caminando por el pasillo porque era una bonanza de regalo.
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También fue increíblemente hermoso allí, se veía así:
Estaba caminando por un camino que se veía casi exactamente así, básicamente diciendo … “Whoa … estoy en Japón …” cuando un auto me pasó.
No pensé mucho en eso hasta que el tipo pisó los frenos con tanta fuerza que los neumáticos chirriaron . Luego casi salté a la estratosfera, y consideré zambullirme al costado del camino cuando el tipo arrastró el trasero para retroceder.
Bajó la ventanilla y me miró. Tenga en cuenta que estamos en la zona rural de Japón y obviamente soy una persona blanca, por lo que probablemente sea un poco extraño ver a alguien caminando por la calle.
Lo saludé (mi japonés todavía apestaba en este punto, pero podía manejarlo), y se fue nuevamente, hacia lo que sabía que era una tienda. Saltó del auto, corrió adentro, salió con un paquete blanco, subió al auto y condujo hacia mí, donde estaba parado, perplejo.
Me entregó el paquete y lo abrí.
Era una billetera.
Todavía tengo esta billetera, en algún lugar. Sentí curiosidad y decidí ir a buscarlo, y no pude encontrarlo, pero sé que está aquí. Algun lado. Lo que sí encontré fue mi tarjeta Oyster, al acecho en la caja de ‘Japón’. Porque eso tiene mucho sentido. Y mis viejas tarjetas de identificación del Cuerpo de Paz de Kirguistán. En la caja de Japón.
Tengo mis méritos, pero no soy una persona muy organizada.