Primero veamos cuáles son estos dos. Un destino es el lugar al que va o se envía a alguien o algo. Esto podría ser literalmente un lugar o un escenario o incluso un momento. Si es un destino al que desea ir o que lo lleven, se lo puede llamar una meta. El viaje, por otro lado, es el acto de “viajar” a un destino. Por lo tanto, es justo creer que para que uno tenga un viaje, debe haber un destino en primer lugar.
Si te refieres al destino como un lugar o punto donde todos terminaremos, es la muerte. Si hay algo definitivo en nuestras vidas, es que todos enfrentaremos la muerte: “valamagulis”. Como esto es demasiado obvio, supondré que su respuesta es sobre viajes y otros destinos a los que queremos ir o que nos llevan. También supondré que por “vida” te refieres a la vida actual en la que todos vivimos, porque algunos creen que también hay una vida después de que todos morimos. A esto lo llaman el más allá.
Para simplificar las cosas, clasificaré la respuesta a tres tipos de personas.
1. Personas impulsadas por un objetivo o destino final.
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Algunas personas tienen un objetivo final o un lugar al que quieren llegar en la vida. Su objetivo principal es seguir las acciones y decisiones que los llevarán a este objetivo final. Esto puede ser algo en su vida actual o en su “ vida futura ”: algunas personas se dedican a una creencia que dice que hay una vida después de la muerte donde vivirán para siempre (para siempre, como si no hubiera un final de los tiempos) y algunos creen que no hay vida después de la muerte, pero tienen un objetivo final en su vida que quieren alcanzar. Los devotos fuertes del más allá creen que la vida actual en la que vivimos se trata de un viaje que los llevará a su destino final. Para las personas que se dedican a un objetivo final específico en su vida actual que no creen en una vida futura, la vida se trata de ese destino. Una vez que se llega a este destino, su vida se trata de un viaje que dura hasta que llegan a la muerte.
2. Personas conducidas por destinos que cambian a lo largo de su vida.
Algunas personas tienen metas que cambian a lo largo de su vida. Las metas pueden cambiar en función del interés, las posibilidades, el cambio sobre el éxito y muchas otras cosas. No tienen un objetivo final, pero se centran en muchos objetivos y si alcanzan un objetivo, eligen otro objetivo y comienzan un viaje para ese objetivo. Para ellos, la vida se trata de un conjunto de viajes que los llevan a los destinos que desean.
3. Personas sin destinos.
Hay personas que no tienen ninguna meta en su vida. Los estoy clasificando como personas que tampoco creen que haya una vida futura e incluso si creen, no necesariamente se preocupan por eso. Para ellos, la vida tampoco se trata de un destino o un viaje. Es solo un río que fluye.
Para resumir, depende de si tiene una meta o metas. Si es así, diría que la vida se trata de un viaje o viajes que te llevan a un destino o destinos. Digo esto porque el mayor porcentaje de nuestra vida se gasta en el viaje que nos lleva a los destinos. Si no tienes una meta o metas, la vida no se trata ni de un destino ni de un viaje. Es solo un río de flujo libre que se secará un día y se extinguirá.