Esto fue durante la noche internacional de la banda en Mood Indigo (el festival cultural anual de IIT Bombay) 2011. Katatonia iba a actuar. Estaba en mi tercer año en IIT-B. No estaba tan entusiasmado con la banda que estaba tocando como con el hecho de que había logrado poner en mis manos un puñado de marihuana de algún senior. Un amigo y yo habíamos decidido fumar un porro monstruoso justo antes del espectáculo. Teníamos amigos en el equipo organizador que nos dejaron entrar, fuera de la cola; así que planeamos fumar justo antes de que Katatonia subiera al escenario, y luego tomar un rickshaw automático hasta el lugar, que estaba aproximadamente a medio kilómetro de distancia.
Grandes multitudes en el campus debido al festival significaron que no pudimos encontrar un auto, algo que deberíamos haber esperado. No hay problema, nos las arreglamos para entrar en un tum-tum (mini bus) e incluso encontramos un par de asientos vacíos justo en el frente. El tum-tum se empacó en nuestra parada e iría al lugar sin parar sin detenerse en las paradas en el camino, ya que todos parecían ir allí de todos modos. ¡Lo que debieron haber sido los siguientes 5-6 minutos pasó como un sueño! Literalmente sentí que estaba cabalgando sobre las nubes. La brisa en mi cara se sentía como si estuviera hecha, no sé, ¿aire? Pero parecía ser la brisa más perfecta de la historia; la temperatura correcta, la velocidad correcta, el olor correcto. Con cada golpe, sentía que iba sobre nubes, arriba y abajo, arriba y abajo. Me aferraba al asiento de enfrente como una niña asustada que se aferra al mango de una montaña rusa. Al mismo tiempo, llevaba una sonrisa en mi rostro como la de un niño pequeño montando su primer Merry Go Round. En esos 5 minutos, olvidé todo acerca de Katatonia, olvidé que estaba en un autobús, olvidé que estaba drogado. Hubiera dicho que desearía que nunca terminara, pero fue una experiencia tan grande que incluso ese pensamiento no se me pasó por la cabeza: estaba irreflexivo, sin sentido. Fue pura experiencia.
Cuando finalmente llegamos al lugar y el autobús se detuvo, me tomó un par de segundos darme cuenta de dónde estaba y qué estaba haciendo. Me bajé del autobús aturdido, pero pronto me di cuenta de que no me importaba la banda. Pensé en volver al autobús, el autobús abandonó la idea asumiendo que mi amigo no me dejaría (no lo habría hecho, le pregunté más tarde).
Por cierto, la banda no fue buena. Deberíamos habernos quedado en el autobús 😀